5 de diciembre de 2012

SAN PEDRO DE ATACAMA

Seguimos con nuestras aventuras, y en esta semana por el norte de Chile hemos tenido unas cuantas. De entrada teníamos un vuelo hacia Calama a las 10 de la mañana, total que llegamos al aeropuerto de Santiago y todo ok. Nos ponemos a hacer cola para facturar los equipajes y...como setenta u ochenta hombres haciendo cola, todos mineros, y Anna con leggins y siendo la única mujer, jajaja. Por buena o mala suerte, reprograman el avión para la madrugada, bufff!!! Cambio de planes, porque no podíamos llegar a San Pedro tan tarde, no sabíamos sí habría traslados ni si nos aceptarían en el hostel; así que pudimos comprar un vuelo rápido con otra compañía a mediodía, menos mal!!!

Una vez en San Pedro de Atacama, pueblo pequeñito, con casas de adobe, con turistas hippies, pero encantador. Nos ha dado un buen rollo tremendo, lleno de gente positiva. En los siguientes días entendimos porqué, disfrutan de lo que tienen a su alrededor y lo comparten con todo el que quiere.

Tipicas construcciones y todo el pueblo con caminos de tierra
Nuestra idea inicial era ir a Bolivia, a visitar el Salar de Uyuni; por suerte conocimos a Mijai, una chica que es madre de dos niños y que lleva una agencia de San Pedro de Atacama. Nos explicó lo complicado y arriesgado que era hacer ese tour con una niña de cuatro años, durmiendo a más de 4500 metros y en sitios muy básicos. Primero nos desilusionamos, pero nos duró cinco minutos; ya tenemos excusa para volver aquí, pero esta vez des de Bolivia que es más fácil, y así hemos podido pasar unos días increíbles en toda esta zona del desierto de Atacama.

Uno de los días lo dedicamos a ir al desierto de Atacama, concretamente al Valle de la Luna y a ver el atardecer en el Valle de la Muerte, era para quedarse horas y horas, que paz y tranquilidad allí en medio de la nada.

Anna observando el Valle de la Luna

Laia siempre encuentra momentos para hacernos recordar que todavía es pequeña

En un atardecer genial en el desierto de Atacama
También lo pasamos muy bien el día que fuimos a la zona de las lagunas; primero fuimos a la Laguna Céjar, una laguna salada donde flotas sin quererlo, es imposible hundirse, además te aconsejan que no metas la cabeza en el agua porque los ojos sufrirían bárbaro por los minerales. Nos bañamos los tres, todo y que a Anna el frío y las profundidades se lo hicieron pensar. De allí nos fuimos a los Ojos del Salar, lagunas dulces frías de verdad, donde el valiente fui yo, Laia lo intentó pero salió llorando del frío, jejeje

Aquí nos teneis en la Laguna Céjar flotando sin problemas

La sorpresa final fue la Laguna Tebinquiche donde no te puedes bañar de lo salada que está y además te has de acercar con zapatillas porque los cristales de sal te pueden cortar. Ahora, los colores de esta laguna y del entorno mientras se ponía el sol dudo que los podamos olvidar fácilmente. No es que estuviéramos bien, es que aquel sitio era para quedarse allí, la laguna, el desierto, los volcanes de fondo y un silencio...


Según atardecía los colores se iban haciendo más intensos
De verdad que es un sitio que hay que visitar, hemos visto cascadas, glaciares, ríos,... pero este sitio es totalmente diferente a lo que habíamos visto hasta ahora, y no hablamos solo de este viaje.

Para no cambiar nuestras rutinas viajeras, otro día decidimos alquilar unas bicis, una tabla de surf y nos fuimos a hacer sandboard a unas dunas gigantes del desierto. Llegar allí entre cañones y dunas no tiene precio, eso sí, aquí estamos en el lugar más seco del mundo, no pasa del 10% de humedad, no sudas pero tienes que beber litros y litros de agua porque sino te deshidratas sin enterarte. Además, como dicen por aquí, ponerse harto bloqueador solar...vimos a cada extranjero rojo, rojo que daba miedo mirarlo.

En las dunas lo pasamos genial, Laia tirándose con la tabla como si fuera un trineo...bueno, la tiramos a una velocidad tal que pegó un revolcón, jajaja El problema es que estás a 2500 metros no un calor de locos; total que puedes subir cuatro o cinco veces como mucho, ahora es una gozada estar en lo alto de la duna con esas vistas y tirarse hacia abajo surfeando.

Un clásico de la familia, las excursiones en bici


Viendo la pendiente imaginaros lo que costaba subir hasta arriba
Ya veis, no hemos ido a Uyuni, pero casi mejor, así como dice Anna volveremos en unos años para volver a Macchu Pichu y visitar el Salar de Uyuni. Aquí os dejamos un video de lo bien que lo hemos pasado por aquí.




4 comentarios:

  1. Chicos: a pesar de tener este sitio tan cercano, ustedes me lo hicieron descubrir, lo tendremos dentro de nuestra lista de planes!!!!! Los queremos!!!!

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  2. Nois, quina enveja ens feu!! A disfrutar que encara us queda mooolt. Una abraçada!

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  3. Hola Anna soy la Sandra otra vez, que envidia me das...tienes mucha suerte de poder realizar este viaje, muy chulo el video que os tiravais en la tabla...y muy chula la foto,observando el Valle de le Luna...UN BESO DE PARTE DE MIS PADRES¡¡¡

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  4. no si ja puc anar escalant jo que és impossible superar-vos!!!!! a seguir disfrutant!!!un petonarróóóóóóóó per tots!!!!

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