Seguimos nuestro viaje desde Battambang hacia Siem Reap, para ver la que dicen que es la octava maravilla del mundo, los templos de Angkor. De nuevo cogemos un autobús camboyano, otro viaje entretenido que hace que las cuatro horas de duración se pasen en un momento. Siem Reap es diferente, sigue siendo Camboya pero todo más orientado al turista. En lo que llevamos de viaje es el sitio donde nos hemos cruzado con gente de más nacionalidades, especialmente japoneses, aquí vienen en manadas, jejeje
Los templos de Angkor son una serie de construcciones edificadas en medio de la selva hace cientos de años; unas se encuentran en buen estado, otras han sido restauradas y algunas están casi derruidas. Los templos principales están a pocos kilómetros del pueblo, pero si quieres irte a los más lejanos tienes que recorrer hasta más de cincuenta kilómetros. Para entrar al recinto hay pases de un día, de tres y hasta de una semana; habíamos escuchado opiniones de todo tipo, nosotros aconsejamos coger el pase de tres días para ver lo más importante con calma. Pensad que hace mucho calor y que el día puede ser sofocante. Nosotros no somos precisamente fanáticos de ruinas, pero hay que reconocer que Angkor merece una visita con calma, es impresionante.


Para moverte por Angkor hay muchas opciones, nosotros alquilamos un tuk tuk todo el día y nos llevaba donde le decíamos o nos aconsejaba; también puede estar bien la visita en bicicleta, pero el calor y la humedad te pueden dejar ko.
El primer día lo dedicamos a visitar Angkor Wat, el que dicen que es el edificio religioso más grande del mundo, Banteay Kdei y el que más nos gustó, el Prasat Ta Prom, un templo que está siendo engullido por la naturaleza. Los árboles están creciendo por en medio del templo, formando una simbiosis entre construcción-naturaleza espectacular. Aquí se han rodado películas como Indiana Jones, Lara Croft y alguna más que no recuerdo. Después de los calores de la visita a Angkor menos mal que teníamos nuestro hotel con piscina que nos vino muy bienpara refrescarnos. Y por la noche, paseos por el Night Market en el centro de Siem Reap, ...
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| Hay zonas dentro de Angkor en las que te sientes diminuto |
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| Prasat Ta Prom, estuvimos horas entre sus paredes y vegetacion |
Otro día que fuimos a Angkor visitamos toda la zona de Angkor Thom, una especie de ciudad fortificada donde puedes ver el Bayon (con sus enormes caras de piedra), agotarte subiendo hasta la cima del Baphuon, ver el inmenso Prasat Prey Khan. Os preguntaréis por la Laia, pues ha aguantado muy bien, entre que iba en tuk tuk, que le vuelve loca, y los descansos que le dábamos se lo ha pasado bastante bien. Además ha visto algún elefante, monos y nos hacia de guía por los laberínticos templos.
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| En Bayon, impresionantes la cantidad de caras de todos los tamanos |
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| Asi termina el dia para Laia tras una dura visita a Angkor |
En esta zona de Siem Reap otro día lo dedicamos a ir al lago Tonlé Sap, donde se pueden encontrar aldeas flotantes que se dedican a pescar y a sobrevivir como pueden. Aquí de nuevo vimos la crudeza de la Camboya rural. Podíamos haber cogido una excursión típica para turistas más barata, pero decidimos decirle al conductor de tuk tuk de los días anteriores que nos llevara, así podríamos parar donde nos gustara. Ya en el recorrido hacia el lago vimos las típicas casas de esta zona, construidas sobre troncos de madera, aquí en época de lluvias nos dijeron que el nivel del agua sube hasta tres metros. Y vimos que toda esta gente, incluidos niños de corta edad, se dedican a todo lo relacionado con la pesca, unos arreglan redes, otros limpian pescado, arreglan barcazas,...
Más tarde nos subimos a una barca de pescadores que nos enseñó como vive la gente de la aldea flotante. Muy duro ver las condiciones en las que pasan el día a día, es imposible no pensar en las enfermedades que pasarán aquí, porque con las condiciones higiénicas y de calidad de agua que vimos... Vimos muchas cosas que te rompen esquemas, desde una abuela muy mayor con el agua hasta el cuello arrastrando una barca, niños ejerciendo la mendicidad obligados por los padres para sacar algún dólar al día, una escuela de niños huérfanos donde Laia pudo ver que con una pizarra y cuatro lápices pasan los días; en fin que fue otro día muy intenso, de esos que llegas al hotel y das gracias de nacer donde has nacido.
Más tarde nos subimos a una barca de pescadores que nos enseñó como vive la gente de la aldea flotante. Muy duro ver las condiciones en las que pasan el día a día, es imposible no pensar en las enfermedades que pasarán aquí, porque con las condiciones higiénicas y de calidad de agua que vimos... Vimos muchas cosas que te rompen esquemas, desde una abuela muy mayor con el agua hasta el cuello arrastrando una barca, niños ejerciendo la mendicidad obligados por los padres para sacar algún dólar al día, una escuela de niños huérfanos donde Laia pudo ver que con una pizarra y cuatro lápices pasan los días; en fin que fue otro día muy intenso, de esos que llegas al hotel y das gracias de nacer donde has nacido.
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| Nos dejo bastante impresionados ver a esta yaya arrastrando... |
Como en tantos lugares del planeta aquí hay mucho trabajo a hacer; sí que es cierto que en esta zona proliferan muchas ONG, pero también hay corrupción en ellas, seguro. A nosotros este país nos ha despertado una vocación que sabíamos que teníamos, a partir de ahora intentaremos ejercerla. Y como dice Anna, dentro de unos años cuando nuestras obligaciones familiares se reduzcan es posible que pasemos alguna temporada echando una mano a esta gente. Camboya y su gente nos ha cautivado.
Ahora cambio de aires, nuestro viaje sigue dirección Malasia y a encontrar alguna zona de playas para tomarnos días de relax que también nos tocan..












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